Zamenhof y el esperanto

He ahí una vida interesante, que un día el mundo entero conocerá: la vida de Lázaro Luiz Zamenhof, un médico judío, polaco, nacido en la segunda mitad del siglo diecinueve, en un pueblecito, Bialistok, donde se hablaban normalmente cuatro idiomas.

Creador de la lengua internacional el ESPERANTO, que cada día ha incrementado su número de hablantes, Ilegará la época en que Zamenhof formará parte de los estudios tanto de los jóvenes como de los viejos, y la admiración por su nombre y por su vida le dedicará páginas enteras en la enciclopedias.

No se trata de un sueño esta afirmación mía. En verdad, cualquier camino que la humanidad escoja, pasará en el futuro por el Esperanto, la única lengua que permitirá el entendimiento normal y fraterno entre todos los pueblos. Quieran o no los dueños del mundo, sean los norteamericanos, rusos o chinos – como lo fueron en su tiempo los griegos, los romanos, los ingleses o como pretendieron los alemanes e intalianos – ninguna nación conseguirá imponer su idioma nacional. Ninguna patria aceptará la dominación culturar de otra patria. No existe imposición posible en tal sentido. Los árabens dominaron la Península Ibérica durante ocho siglos y apenas dejaron allá algunas frases.

Por otra parte, el Esperanto no es la lengua de nadie en particular, de ninguna nación, sino de todas al mismo tiempo. No defiende el Esperanto ninguna cultura nacional. No tiene chovinismos, no tiene argot de grupo o de clase social alguna. El Esperanto es una lengua neutral, desvinculada de las ideologías racistas. Fácilmente aprendido por el hablante de cualquier otro idioma será siempre una lengua auxiliar y jamás ocupará el lugar del habla de cualquier país o región. Con tendencia a ser amado y admirado, el Esperanto es la más fraternal de todas las formas de comunicación, nivelando e igualando hablantes, haciendo desaparecer dominaciones, nunca desejando margen para nadie ser humillado. Un esperantista alemán o americano tendrá la misma categoría social de un esperantista brasileño, angolano o japonés. El Esperanto será siempre una segunda lengua, nunca tiene duenõ, será siempre una opción a escoger.

Es el Esperanto la lengua más fácil de ser aprendida en el mundo. No tiene secretos, no tiene excepciones, no tiene una gramática complicada con millares de reglas. La gramática del Esperanto es de una simplicidad que encanta: tiene apenas dieciséis itens, fruto de la más absoluta lógica e inteligencia lingüística. Mientras el francés dispone de tres mil seiscientas formas verbales, el Esperanto precisa de apenas doce. En cuanto el portugués utiliza innumerables formas del plural para los substantivos, los adjetivos y los verbos, el Esperanto tiene apenas una para substantivos y adjetivos. Las preposiciones del Esperanto son perfectas, definidas. Las palabras que indican el tiempo, el lugar, la cantidad, la causa, la razón, el modo, la cualidad tienen siempre las terminaciones fijas para cada caso así también como las que denotan colectivos, individuos, conjuntos, grados, parcelas.

Se aprende a contar en Esperanto en apenas diez minutos. El contenido gramatical puede ser dominado en pocas horas. Ya existió en la historia quien lo haya aprendido en horas; como por ejemplo el genial Tolstoi, que Ilegó a traducir del Esperanto para el ruso con menos de medio día de estudio.

No creo que exista otra experiencia intelectual mejor que el aprendizaje del Esperanto. Tiente el sabor de la historia, la sensación de las matemáticas, la curiosidad de la lógica, la luminosidad de la geografía, el misterio de las artes.

El Esperanto es tan perfecto que creado por Zamenhof hace cien años, estudiado y disecado por lingüistas del mundo entero en casi ochenta congresos internacionales, no sufrió hasta hoy una única modificación en su estructura. Es aún la misma lengua del sabio polaco de Bialistok, con su misma perfección estilística. ¡Y sin acentos en la pronunciación!