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Cuando
escribas una carta, léela despacio antes de enviarla.
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Cual
es el hombre, tal su fortuna y nombre.
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Cada
uno tiene su cada una, y cuando no, la busca.
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Casamiento,
en igualdad, hasta en la edad.
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Con
rabia el perro, muerde a su dueño.
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Cuando
el vil enriquece, no conoce hermano ni pariente.
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Cuando
pases por la tierra de los tuertos, cierra un ojo.
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Con
chatos, poco o ningún trato.
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Caballo
sin espuela, barco sin remos ni vela.
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Caballo
viejo no aprende trote nuevo.
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Cabrito
ganso y lechón, de la mano al asador.
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Cuando
el malo es remalo, de nada sirve el palo.
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Cargos
son cargas.
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Callar
como puta tuerta.
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Cada
siete años se muda la condición, la costumbre y complexión.
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Cada
cual se cuelga lo que mata.
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¡Cuando
querrá Dios que un real se vuelva dos!
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Cuando
mi hijo fue al baño, trajo que contar todo el año.
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Cuando
te den, da.
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Cabra
coja no tenga fiesta.
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Conócete
a ti mismo.
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¡Cuánto
y cuánto chiquillo, para cazar un grillo!
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Cada
uno dice quién es.
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Con
los años, perdió la rucia los saltos.
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Cuando
el vino entra, echa el secreto afuera.
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Cuando
el sabio yerra, el necio se alegra.
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Cabra
manca, a otra daña.
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Cada
uno habla como quien es.
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Casa
nueva, no habites en ella.
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Copas
son triunfos.
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Cierre
tras sí la puerta quien no la halló abierta.
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Cual
es el padre, así los hijos salen.
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Cuando
el dinero habla, todos callan.
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Cinco
no son montón, pero siete ya lo son.
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¡Cuándo,
más cuándo, llevará cerezas el cardo!
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Cargos
son cargas, a veces muy pesadas.
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Cada
uno canta como quiere.
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Cuando
de visita te pierdo, si te vi ya no me acuerdo.
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Como
el maestro Ciruela, que no sabe leer y pone escuela.
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Cuanto
más tienes, más quieres.
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Caballo
que vuela, no necesita espuela.
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Cuenta
errada, no vale nada.
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Con
el metro que midas, te medirán.
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Cada
medalla tiene dos caras.