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Aprendiz
de muchas ciencias, maestro de mierda.
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Al
revés te lo digo, para que me entiendas.
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Arco
por la tarde, buen tiempo aguardes.
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Atender
y entender para aprender.
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A
caballo regalado, no le mires el dentado.
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A
los enemigos, bárreles el camino.
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Al
hombre pobre no le salen ladrones.
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Acertar
a la primera no se ve todos los días.
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A
la chita callando, hay quien se va aprovechando.
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Aquí
yace quien nació y murió, sin saber nunca para qué vivió.
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Amar,
a todos; temer, a Dios tan sólo.
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Antes
de acabar, nadie se debe alabar.
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A
la mujer ventanera, tuércele el cuello si la quieres
buena.
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Araña
muerta, visita cierta.
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Al
hombre mayor, dale honor.
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Al
espantado, la sombra le basta.
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A
cada pajarillo le gusta su nidillo.
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A
quien paga adelantado, mal le sirve su criado.
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A
la gallina y a la mujer, le sobran nidos donde poner.
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Al
enfermo que es de vida, el agua es medicina.
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Aún
no asamos y ya pringamos.
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Al
hombre se mide de cejas arriba.
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Ajo,
sal, y pimiento, y lo demás es cuento.
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Abracijos
no hacen hijos, pero son preparatijos.
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Algo
busca en tu casa quien te hace visitas largas.
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Al
bueno buscarás y del malo te apartarás.
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A
maestro de espada, aprendiz de pistola.
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Antes
mujer de un pobre que manceba de un conde.
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Arca
cerrada con llave, lo que encierra no se sabe.
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Al
buen día, mételo en casa.
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Abejas
y ovejas, en sus dehesas.
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¡Ay,
caderas hartas de parir, y ninguna de mi marido malogrado!
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Aceite
de oliva, todo el mal quita.
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Aceitunas
amargas, con el vino se pasan.
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A
persona lisonjera no le des oreja.
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Agua
enferma, ni embeoda ni endeuda.
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Al
amigo reconciliado, con un ojo abierto y el otro cerrado.
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Ajo
que del hornillo salta, al diablo vaya.