SAGITTARIUS
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ELEMENTO: FUEGO
REGIDO POR: JUPITER
PRINCIPIO: ACTIVO
DIA: JUEVES
PIEDRAS: TURQUESA Y RUBI
COLORES: ROJO
PARTE VULNERABLE
DEL CUERPO: PIERNAS
CLAVE EXISTENCIAL: EL CAMINO DE LA SABIDURIA.
FRASE PREFERIDA: YO QUIERO CUATRO VIRTUDES: JUSTICIA, PRUDENCIA, CORAJE Y VERDAD.
 

        Los nacidos bajo este signo poseen una doble y mutable naturaleza representada o por la simbología estacional, que indica el paso de una estación a otra, o por la figura mitológica, mitad hombre y mitad caballo. El Sagitario está dominado por el deseo de cambio para conquistar situaciones siempre distintas y vivirlas con alegría.

       Las disposiciones extremas de este signo doble son muy acentuadas: Si el tema es armónico en su carta natal, el sujeto tiende hacia un conformismo confortable; adaptado, asimila las buenas maneras, se conforma a las costumbres establecidas, es partidario de la legalidad, del orden y las convenciones sociales, es un ser abierto, eufórico, que se sabe móver, recto, leal, caballeroso, amante del prestigio y la honorabilidad.

       Si el tema es disonante en su carta natal, tiende a la independencia extravagante, a la rebelión. Instintivamente, se levanta contra las reglas de su medio y se comporta como un inadaptado que rompe las ataduras. Su necesidad de emancipación domina ante todo. Voluntad insurreccional contra las costumbres, lugares comunes y prejuicios; pasiones imperiosas, impulsos audaces, coces fogosas de un pura sangre...

       Según como se expresa en su entorno: Si es extrovertido, tiende a la aventura en su relación con el mundo; es un atleta, un deportista, un temperamento nómada, que ante todo posee la pasión por los viajes, expíorador a la búsqueda de nuevos horizontes, llevado siempre hacia un más allá...

       Si es introvertido, lo que domina es la aventura hacia el encuentro de sí mismo, buscando este más allá al que aspira en su interior, en el anhelo de formas morales y espirituales mas elevadas. Su impulso se dirige hacia el conocimiento, la cultura, la religión, la perfección de sí mismo; apunta hacia un ideal, una sabiduría al final de su viaje interior.

        Su inquietud le lleva a desear expansionarse, evadirse no físicamente de su propia familia, de su ambiente y, a menudo, de la patria, también a desear elevarse espiritualmente, trascender su propia subjetividad y conseguir un alto nivel de espiritualidad. Sólo la carta natal puede revelar la orientación que tomará su personalidad. Cuando los aspectos son en su mayor parte armonicos, conforma individuos respetuosos de las reglas con un comportamiento fundamentalmente honesto y sereno, siempre a la búsqueda de ambientes confortables y seguros. La inteligencia puede ser, en estos casos, un poco ingenua y dirigida hacia lo novedoso, pero sin la fuerza revolucionaria de Escorpio.

         Sagitario de este tipo es un exuberante, un entusiasta dispuesto a cambiar de lugar y de acción, amante de la aventura, de los deportes, de los viajes, sobre todo a países lejanos, donde el contacto con razas y culturas distintas satisface su sed de novedad. Este signo corresponde a la novena casa del Zodíaco, que representa el desapego del ambiente inmediato (representado por su casa opuesta, la tercera) y la aspiración hacia horizontes más amplios tanto físicos como mentales. A pesar de su inquietud, Sagitario es básicamente un individuo respetuoso de las convenciones y costumbres sociales, que pondera en su medida tanto el prestigio como la respetabilidad.

        Sólo con posiciones fuertemente disonantes de Júpiter pueden aparecer sujetos rebeldes, desordenados y sin claridad de ideas. Pero en general los sagitarianos son personas joviales, serenas, que pretenden conseguir sus objetivos con ideas innovadoras, pero no demasiado revolucionarias o destructivas.

         Cuando los dos elementos opuestos del signo, lo animal y lo espiritual, consiguen fundirse equilibradamente, dan individuos completos, ya que todos los componentes del ser humano están armónicamente representados y realizados. En este signo pueden encontrarse sujetos, que, por posibilidad de síntesis del dualismo inherente en la naturaleza humana, pueden representar mejor que los demás al hombre en su compleja realidad