LEO
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ELEMENTO: FUEGO
REGIDO POR: SOL
PRINCIPIO: ACTIVO
DIA: DOMINGO
PIEDRAS: RUBI Y DIAMANTE
COLORES: NARANJA, VERDE Y BLANCO
PARTE VULNERABLE
DEL CUERPO: CORAZÓN
CLAVE EXISTENCIAL: LA BUSQUEDA TOTAL DE SU EXISTENCIA
FRASE PREFERIDA: YO TENGO LUZ, YO GOBIERNO. Es difícil vivir en la oscuridad.

       Los nacidos bajo el signo de Leo están regidos por el Sol, símbolo de la vitalidad, que los hace conscientes de su propia fuerza y de su propia conciencia. El yo se manifiesta en su plena madurez de forma muy distinta a la de Aries, primer signo de Fuego, dominado por la impulsividad y agresividad marcianas. A menudo de constitución atlética y, aún más a menudo, animado de un temperamento bilioso. Fuerte, sano, que va al encuentro de la vida, confiado, feliz, natural, con una abundancia vital que le presta aplomo, anchas espaldas, seguridad, audacia, sed de conquista, de dominio y ambición. Es un Apasionado del impulso del Yo, expansión vital hasta la hipertrofia tiránica de la voluntad, sentimiento de grandeza, porte, orgullo, sobreestimación de sí mismo, necesidad de prestigio, carácter magnánimo, altivo, recto; gran ambición realizadora, movilización de las fuerzas íntimas, en la más alta tensión interior, al servicio de una pasion dominante, de un ideal que se convierte en el alma de su vida, el centro de su existencia; sentido de mando, de poder, de responsabilidad.

        La valentía, la audacia, el deseo de sobresalir son características de Leo, que demuestra su propia fuerza con absoluta naturalidad y espontáneamente. La seguridad que tiene de si mismo le hace aspirar al mando, la autoafirmación, el éxito (sobre todo en el ámbito social). Aferrado al presente, tiene un fino sentido de la realidad, que le capacita para valorar exactamente cada aspecto de ésta. A diferencia de Cáncer, vuelto hacia el pasado y todavía inmerso en el inconsciente, Leo afronta su propia existencia tratando de controlarla y de vivirla con absoluta seguridad y conocimiento de causa. El mayor riesgo que corren los individuos nacidos bajo el signo de Leo es la sobrevaloración de sus propias cualidades; la inflación de su propio ego puede dar como resultado un individualismo exacerbado con todos los excesos que esto conlleva.

          Así, los Leo que no sean capaces de desarrollar armónicamente su propia personalidad reflejan de forma negativa las cualidades potenciales del signo. Entonces predominan el orgullo, la megalomanía; en fin, la desproporcionada confianza en sus propios medios. Este tipo de sujetos vuelcan todos sus objetivos estrictamente hacia cosas materiales sin ningún deseo de evolución interior y con absoluta incapacidad de sublimación(dependiendo de los aspectos de su carta Natal). El sentido de autoridad se transforma en autoritarismo, la generosidad en un estéril exhibicionismo, el deseo de afirmación en tiranía y en afán de dominio. El control de su propia fuerza y vitalidad es esencial en el Leo para el desarrollo armónico de su personalidad. De hecho, en los tipos evolucionados se encuentran individuos con grandes ideas e ideales, con un fuerte sentido del humor y capaces de canalizar ellos mismos su energía hacia la realización de grandes empresas.

        Cuando sus cualidades potenciales se realizan y el individuo es capaz de controlar su voluntad con un fuerte sentido de la responsabilidad consciente, encontramos sujetos capaces de acciones inesperadas por su alto contenido ideológico, pudiendo trascender a experiencias creativas en el campo artístico con óptimos resultados. La fragilidad de Leo se manifiesta en la necesidad de ser admirado; por este motivo puede ser presa fácil de astutos aduladores, que pueden herirle en su talón de Aquiles. Leo, de hecho, no es astuto y si trasparente, aborrece la hipocresía y el retorcimiento. Es su debilidad, pero también su fuerza. Afectivamente es pasional, ama sinceramente, con lealtad y generosidad; pero, como a la vez anida en él el peligro de ser demasiado orgulloso y exigente, puede convertirse en tirano y egocéntrico hasta la insensibilidad, provocando grandes sufrimientos.