Los nacidos bajo el signo de Leo están regidos por
el Sol, símbolo de la vitalidad, que los hace conscientes
de su propia fuerza y de su propia conciencia. El
yo se manifiesta en su plena madurez de forma muy
distinta a la de Aries, primer signo de Fuego, dominado
por la impulsividad y agresividad marcianas. A menudo
de constitución atlética y, aún más a menudo, animado
de un temperamento bilioso. Fuerte, sano, que va al
encuentro de la vida, confiado, feliz, natural, con
una abundancia vital que le presta aplomo, anchas
espaldas, seguridad, audacia, sed de conquista, de
dominio y ambición. Es un Apasionado del impulso del
Yo, expansión vital hasta la hipertrofia tiránica
de la voluntad, sentimiento de grandeza, porte, orgullo,
sobreestimación de sí mismo, necesidad de prestigio,
carácter magnánimo, altivo, recto; gran ambición realizadora,
movilización de las fuerzas íntimas, en la más alta
tensión interior, al servicio de una pasion dominante,
de un ideal que se convierte en el alma de su vida,
el centro de su existencia; sentido de mando, de poder,
de responsabilidad.
La valentía, la audacia, el deseo de sobresalir son
características de Leo, que demuestra su propia fuerza
con absoluta naturalidad y espontáneamente. La seguridad
que tiene de si mismo le hace aspirar al mando, la
autoafirmación, el éxito (sobre todo en el ámbito
social). Aferrado al presente, tiene un fino sentido
de la realidad, que le capacita para valorar exactamente
cada aspecto de ésta. A diferencia de Cáncer, vuelto
hacia el pasado y todavía inmerso en el inconsciente,
Leo afronta su propia existencia tratando de controlarla
y de vivirla con absoluta seguridad y conocimiento
de causa. El mayor riesgo que corren los individuos
nacidos bajo el signo de Leo es la sobrevaloración
de sus propias cualidades; la inflación de su propio
ego puede dar como resultado un individualismo exacerbado
con todos los excesos que esto conlleva.
Así, los Leo que no sean capaces de desarrollar armónicamente
su propia personalidad reflejan de forma negativa
las cualidades potenciales del signo. Entonces predominan
el orgullo, la megalomanía; en fin, la desproporcionada
confianza en sus propios medios. Este tipo de sujetos
vuelcan todos sus objetivos estrictamente hacia cosas
materiales sin ningún deseo de evolución interior
y con absoluta incapacidad de sublimación(dependiendo
de los aspectos de su carta Natal). El sentido de
autoridad se transforma en autoritarismo, la generosidad
en un estéril exhibicionismo, el deseo de afirmación
en tiranía y en afán de dominio. El control de su
propia fuerza y vitalidad es esencial en el Leo para
el desarrollo armónico de su personalidad. De hecho,
en los tipos evolucionados se encuentran individuos
con grandes ideas e ideales, con un fuerte sentido
del humor y capaces de canalizar ellos mismos su energía
hacia la realización de grandes empresas.
Cuando sus cualidades potenciales se realizan y el
individuo es capaz de controlar su voluntad con un
fuerte sentido de la responsabilidad consciente, encontramos
sujetos capaces de acciones inesperadas por su alto
contenido ideológico, pudiendo trascender a experiencias
creativas en el campo artístico con óptimos resultados.
La fragilidad de Leo se manifiesta en la necesidad
de ser admirado; por este motivo puede ser presa fácil
de astutos aduladores, que pueden herirle en su talón
de Aquiles. Leo, de hecho, no es astuto y si trasparente,
aborrece la hipocresía y el retorcimiento. Es su debilidad,
pero también su fuerza. Afectivamente es pasional,
ama sinceramente, con lealtad y generosidad; pero,
como a la vez anida en él el peligro de ser demasiado
orgulloso y exigente, puede convertirse en tirano
y egocéntrico hasta la insensibilidad, provocando
grandes sufrimientos. |