Dominado y regido por el planeta Plutón, Escorpio está
caracterizado por una fuerte instintividad y tendencia
a impulsos violentos. Su fuerza inconsciente es a menudo
demasiado potente para ser controlada y se revela de
forma desordenada provocando profundas angustias existenciales.
Solamente en la dialéctica Tauro-Escorpio se puede entender
plenamente el sentido de la tipología de este signo,
en el que el sentido de la vida y de la muerte están
estrechamente ligados. Mientras que su signo opuesto,
Tauro, simboliza la vida en su expresión más simple
y concreta, y la sexualidad, por ejemplo, se vive como
un medio de procreación, en Escorpio la sexualidad se
transforma en erotismo, se vive con agresividad, con
curiosidad, pero también con temor, como un momento
en el que el placer y la muerte se confunden.
Esta naturaleza de Escorpio se encuentra minada por
un fuego interior, animada a nivel de las entrañas por
la exasperación de pulsiones violentas. Este "diablo
en el cuerpo" expresa una angustia de vivir, una
sed de "ser mas" mas que de "bien-estar",
que busca sus afinidades en las tormentas y convulsiones
de la vida. Dos grandes instintos se enfrentan en una
ambivalencia intensificadora: la agresividad y el erotismo;
danza endiablada de lo sublime y de lo abyecto, del
cielo y el infierno, del realismo brutal y del idealismo
místico, del apego y el desprendimiento, del amor y
la muerte.
El instinto sexual se prolonga bajo el aspecto creador:
don de producir, de fecundar, de realizar en un arranque
irresistible; el poder del ser es o procede del sexo
y a través de este poder sexual, natural, desplazado
y sublimado, a través de la integración del erotismo,
animal o espiritualizado, encuentra su razón de ser.
Si existe disonancia, el ser se encuentra inquieto,
atormentado; su alquimia interior destila los venenos
de los estados mórbidos: sentimientos de absurdo, de
la nada, ideas de muerte, disgusto de, angustia, sadomasoquismo,
culpabilidad, autocastigo, fobia, neurosis obsesiva...
La agresividad escorpiónica se extiende también al campo
mental e intelectual. A menudo la inteligencia es agudisima,
anticonformista y a veces revolucionaria. Al contrario
de Tauro, tranquilo, desconfiado y «frenado», Escorpio
ama el riesgo y su audacia se revela tanto más evidentemente
cuanto más difícil y peligrosa se presente la situación.
Le corresponde la octava casa del Zodíaco, que es la
de la muerte, pero también la de la capacidad de resurrección,
y puede destruir y desacralizar lo tradicional para
revolucionarlo y construir algo completamente nuevo.
Plutón junto a Marte, regente del signo, simboliza no
sólo la semilla que fecunda, sino también las fuerzas
inconscientes que buscan una forma de expresión creativa
y original.
Quien está fuertemente marcado por Escorpio es, a menudo,
un inconformista, con una inteligencia abierta a toda
propuesta, incluso la menos ortodoxa, y con una voluntad
de poder y una intuición casi demoníaca que en algunos
puede convertirse en un arma al servicio de sus propios
fines de forma no siempre cristalina. Cuando prevalecen
las fuerzas agresivas e instintivas, la vida de los
nacidos bajo este signo está caracterizada por la lucha,
así como por, una fuerte competitividad, que puede llegar
a la violencia y a la crueldad. Si, por el contrario,
las fuerzas instintivas profundas pueden ser controladas
y disciplinadas el nativo de Escorpio llega a un alto
grado de sublimación. Incluso se pueden encontrar sujetos
que rechacen y repriman el instinto y la sexualidad
convirtiénde se en presa de la angustia y de fuertes
sentimientos de culpabilidad. Los continuos temores
pueden convertirlos en seres profundamente infelices
y atormentados. |