Viaje
a la Amazonas
Wanderlino
Arruda
Diez
días anes, Rosa, Ivone, y
Gazzaneo ya estaban gastando preciosos
minutos y horas de contecto con
la BBTUR, haciendo todo para tornar
más confortable y encuena
el viaje de los japoneses y brasileños
a la región amazónica,
teniendo como centro de interés
mayor, como no podría dejar
de ser la ciudad de Manaus. Compra
de los pasajes obtención
de los descuentos, reserva de los
hoteles, seleción de los
paseos por los ríos y florestas,
contrato de filmación, dirección
para compras, todo constituían
motivos de preocupaciones, con exhaustivos
detalles y cuidados. Fueron dís
tensos principalmente para Rosa
que, parece, hasta enflaqueció
lo que debe haber sucdido también
com Roberto, siempre muy minucioso.
Tarea terminada en Brasília
para algunos, o mejor, para la mayoría
del grupo de los trece, todo indicada
una oportunidad de descanso y descontracción,
días de vacaciones antes
de iniciar la lucha trabajosa en
el Banco en dependencias repartidas
de Ceará a Rio Grande del
Sur, principalmente en la ciudad
de São Paulo. Así
cada prepaativo, cada providencia
debería dar una sensación
especial, la coronación de
oro del período de tres largos
meses fuera de casa, lejos de las
famílias. Así, fue
con placer que escuchamos la voz
del comandante del 647, de la Transbrasil,
anunciando el vuelo de 15.000 metros
de altura, en una caliente media
noche, y 3.000 kilómetros
hasta la bajada en el aeropuerto
de Manaus. Mitsko, Walquíria,
Izaura, Maria de Jesus, Joffily,
Nilce, Cristina, cada cual en particular,
y el grupo en general, todo el mundo
anunciaba y preanunciaba alegría.
Afonso, Gustavo y Roberto llegarían
el día siguiente. Palabra,
que yo no esperaba un calor tan
ameno, ni en la hora de llegada,
tampoco en los otros días
en el Amazonas. El clima es mucho
mejor que del último viaje
que hice con Olímpia y Ana
Irlanda, há ocho años,
cuando todo parecía un gran
horno. Calles y avenidas mojadas
por la lluvia reciente. Manaus brillaba
a nuestros ojos, en una rápida
sucesión de velocidades hasta
el hotel. Como el táxi corre,
o vuela, de para aprovechar el tiempo
y volver de nuevo al aeropuerto
en busca de nuevosvisitantes. El
desayu no en el restaurante de la
terraza, por poco, por falta de
algun contorno, el Rio Negro podría
ser hasta confundido con la baía
de Guanabara, ya que la ciudad y
el puerto son bien antiguos y parecidos
con el paisaje de Rio de Janeiro.
Hasta se admite decir, casi u matar
de dos nostalgias...
Como es interesante y gustoso el
reencuentro con el movimiento de
la Zona Franca, con el Teatro Amazonas,
la tierra permanente de la Suframa,
la Fiera de la Plaza de la Policía,
el viejo Mercado, la Aduana, el
puerto, las llegadas y salidas de
los barcos y navios, casi viaje
al hotel Tropical, en la Punta negra,
com paso por los bares y restaurantes,
las plazas repletas de gente con
media cara de índios, un
tanto campesinos.
Como es gratificante tornarnos de
nuevo niños con la la visión
de las tiendas con su electrónica
y sus juguetes, sus mercancías
de mil colores, como si estuviésemos
en un mercado persa. Que rica la
cerveza, el guaraná, los
jugos de capuazú, guanábana,
pupuña, bacaba, Tucumã,
los condimentos de murupi y tucupi,
la harina de areni, el tambaqui,
el tucunaré, el jaraqui,
un cocido, frituras, asados...
Después de la ciudad, el
Rio Negro, el Rio Solimões,
el encuentro de la águas,
el comércio flutuante, el
bosque, los igarapés, los
igarapós, la más rica
variedad de aves y animales del
mundo, las victórias-régias,
el buceo valiente en las profundidades
de los rios y mares, el almuerzo
en los barcos, las pequeñas
investidas en los botes, ¡cuanta
aventura! Todo es outro mundo, algo
que todos los brasileños
deberían ver por lo menos
una vez en la vida. Realmente, la
Amazónas es el mas bello
paraíso tropical del mundo.
¡Ver para creer!
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