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Que
bueno hablar de Marília
Wladenia
llega y me dice que
la profesora Neyde
Pimenta quiere que
yo hable par sus alumnos
de secundaria del
Colegio San José.
El día y la
hora ya están
marcados, dependiendo
de mi tiempo disponible.
En el auditorio estarán
más de cien
alumnos de varios
grupos, todo indica,
que están interesados
en conocer unpoco
más sobre Marília
de Dirceu, principalmente
con relación
al conflicto de estilos
de Gonzaga en su obra
más famosa.
Es
que Gonzaga,
como Machado
de Assis
lo hizo
más
tarde,
tenía
el hábito
de adeñarse
de las
habilidades
de su
silgo,
regresando
al pasado
y haciendo
investidas
en el
futuro,
ya sem
barroco,
neoclásico
y un incorregible
preromántico.
De
repente
sé
que Neyde
, excelente
profesora
de lengua
y literatura
portuguesa,
debe haber
enseñado
todo o
casi todo,
quierendo
apenas
un respaldo
para aumentar
el entusiasmo
de los
jóvenes.
Le
pregunto
a Wladenia
el tema
indicado,
las posibles
variantes,
la receptividad
de sus
colegas
sobre
el asunto,
sus preferencias
en la
literatura,
las relaciones
con la
profesora.
Pregunto
más:
Como Neyde
há
abordado
la asignatura,
cual es
su punto
de vista
personal
sobre
los estilos
de épocas,
cuáles
son las
difrencias
que ella
estabelece
de unos
para otros
como elementos
de énfasis
didáctica?
Pregunto
todavía
más:
qué
libro
e adoptado
por la
profesora
de literatura
del colegio
San José
y cual
es la
atención
han prestado
a ese
libro.
Wladenia
me va
informado
de todo
sobre
la profesora
y sobre
sus colegas
de trabajo.
No quedo
satisfecho
completamente
y le pido
su caderno
de anotaciones
de clases,
pues deseo
saber
el orden
impuesto
o sugerido
por la
maestra.
Ella me
mostra
el libro
y todas
las orientaciones
escritas.
Parece
mucha
exigencia
de mi
parte,
pero mi
experiencia
de antiguo
político
me diece
que debo
conocer
todos
los datos
posibles
antes
de enfrentarme
a un auditorio,
principalmente
del Colegio
San José,
escuela
a la que
tributo
legítimo
respecto.
Todo
en las
manos,
cumplidas
todas
las condiciones,
adaptado
le horario,
confirmo
y hago
el compromiso.
Se
inicia
ahí
una nueva
batalha,
la parte
más
complicada,
la búsqueda
de los
elementos
que puedan
enriquecer
los 60
minutos
de intercambio
con mis
jóvenes
oyentes.
A
fuerza
del hábito
profesional,
Tomás
Antonio
Gonzaga
ya es
viejo
compañero
de estudios,
leído
y consultado
muchas
veces,
desmenuzado
atras
tantas,
el siempre
pasivo
en las
letras
de los
libros,
mas un
fiel orientador
desde
mis largos
años
de estudio
y magisterio.
Inmediatamente,
procuro
el ejemplar
anotado
de "Marília
de Dirceu",
la introducción
a la Literatura
Brasileña,
de Afranio
Coutinho;
un diccionario
de literatura,
un diccionario
sobre
dioses
y héoes
del mundo
antiguo
greco-romano,
uno de
los compendios
escolares
de nivel
medio,
además
manual
adoptado
en clases.
Está
iniciada
así
la fase
de investigación
y todas
las horas
disponibles
serán
ocupadas
con el
nuevo
asunto.
Que
inmenso
placer
rsulta
volver
a "Marília
de Dirceu"!
Com qué
ansiedad
encaminarme
en el
ritmo
y en la
musicalidad
de la
lira de
Gonzaga!
Cuan gratificante
es ese
trabajo-ilusión,
esa búsqueda
de la
poesía,
ese viaje
de reecuentro
con lo
que hay
de más
bello
en la
literatura
de nuestra
lengua!
Ver,
sentir,
compreender,
acompañar
alegrías
y tristezas.
Analizar
de cerca
el amor,
las tramas
de lo
apasionado,
de lo
lírico,
del cuarentón
que se
embeleza
por la
muchacha
de diecisiete
años.
Que bueno!
Tres
días
después,
llego
al Colegio
San José
para hablarles
a un auditorio
repleto
de jovencitos
y jovencitas
casi de
la misma
edad de
Marília,
muchos
con el
mismo
tiempo
de vida
de la
joven
de la
Villa
Rica.
Yo
más
vivido
que Gonzaga.
Mas, con
un tema
tan bonito,
confieso
que me
sentí
mucho
más
joven,
mucho
más.
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