Baby Figueiredo Sobreira

Wanderlino Arruda

!Que buenos tiempos aquelles!, allá por el mil novecientos sesenta y tres, cuando en el colegio Inmaculada Concepción, un grupo de jovencitas, profesoras recién graduadas, daba los primeros pasos para la creación de la Facultad de Filosofia, Ciencias y Letras – célula inicial de nuestra actual Universidad Estatal de Montes Claros (UNIMONTES).

Hermosos tiempos de Isabel Rebello de Paula, Baby y Mary Figueiredo, Florinda Ramos Pina, Dalva Dias, conjuntamente con otros notables nombres. No estoy seguro si fue al mismo tiempo o si fue poco después cuando también pudimos contar con el esfuerzo del padre Jorge Ponciano, de Antonio el del Instituto Nacional de Seguridad Social y tambien el nuestro: alumnos que estaban llegando para estudiar Letras, Historia, Geografia y Pedagogia. Eran los buenos tiempos de Adelia Miranda, quien ya evidenciaba un excelente trabajo en la Secretaria de Educación.

Pero sin extenderme más en esta hitoria, en verdad, de quien quiero hablarles es de Maria Isabel Magalhães Figueiredo Sobrera; sin lugar a dudas una de las verdades fundadoras de la enseñanza primaria, secundaria y la universitaria en Montes Claros y en toda nuestra región. La mejor artífice de nuestra evolución cultural hacia la conversión en un polo cultural, ya que no se consigue progreso alguno sin una educación de cualidad.

Baby, desde el área pedagógica fue quien preparó todo aquel primer equipo dela esfera educacional, hoy engrandecido y multiplicado. Muy apreciado y altamente valorado por los conocedores.

¿Quién fue la mejor profesora de María Luiza Silveira Teles: hoy con un reconocimiento nacional en las esferas de sicología y pedagogía? ¿Quién?, sino Baby. ¿Quién fu la más eficiente, de prácticamente, todas nuestras inspectoras de enseñanza y técnicas de la educación? ¿Quién más, que Baby?

Entonces Baby es la mayor, la más efectiva y la más significativa educadora de los valores pedagógicos alcanzados hasta hoy y con proyección futura.

Me recuerdo de Baby como mi maestra de francés y literatura en aquellos días previos a las pruebas de ingreso a la universidad, tan óptima y competente como Mary, su hermana.

Me recuerdo de baby durante el curso académico, cuando la entonces FAFIL se trasladó para el casarón de la calle Coronel Celestino, la más romántica de todas las escuelas que conocí durante ésta, mi larga vida.

Cuantas veces o faltaba a las clases de Letras para asistir a las de Baby, todas magistrales y encantadoras, demostrativas de que nada bueno puede ser hecho sin una didáctica perfecta.

Si la construcción del universo fue hecha con orden, también la enseñanza requiere para su realización de un encadenamiento lógico y motivador.

Puedo decir, con absoluta conciencia, que fue con Baby – con aquellas clases de las cuales me ausentaba prefiriendo las de ella – que me hice también un profesor, adquiriendo por primera vez conciencia de la importancia de la multiplicación de los conocimientos, habilidades y aptitudes, no sólo en la escuela, sino también en todos otros campos del pensamiento y del trabajo.

Ciudadana universal del aprendizaje y de la enseñanza, estudiando en varias partes del mundo, principalmente en Nancy, SEVRES y Paris, en Francia, y en Londes, capital inglesa, dedicación magistral a la Alianza Francesa de aquí y de allá. Baby es una profesional de la mayor valía en todas las aristas de una escuela: enseñanza, orientación, administración, planeamiento, investigación, etc. Baby junto a João Carlos Sobreira, también ha canonizado en la educación familiar ejemplos magníficos de incentivo y acompañamiento en la educación de sus hijos Isabela, Rafael, Paula y Renata, hoy exponentes todos en instituciones internacionales y nacionales.

¿Cuántos cursos de formación, perfeccionamiento y especialización habrá hecho Baby Figueiredo Sobreira?

¿En cuántos congresos y seminarios habrá participado?

¿En cuántas áreas pedagógicas ha influenciado, incluso en la lingüística y de cultura en general?

¿Cuántos líderes creó entre sus alumnos y colegas de trabajo?

Si contáramos desde el grupo escolar y del antiguo curso científico frente al Colegio Inmaculada, cuando ella y Mary eran las alumnas más compenetradas, creo que sumarían una pirámide de interesante colorido.

Graduaciones, posgraduaciones, maestría, doctorado, todo parece no tener fin, porque el vivir siempre será un eterno aprendizaje.

Una vez fui con Gregorio Balesteros, compañero del Rotary Club a darle una sorpresa a Baby y Mary, al retorno de uno de sus cursos en Europa, fue en Barajas, en mil novecientos sesenta y seis, cuando ellas descendieron en el área internacional del aeropuerto después de un tumultuado vuelo París-Madrid. Allá estábamos del otro lado del enorme salón, saludándolas y gritando el nombre de Montes Claors, tanto para nosotros como para ellas, la palabra más bonita del mundo. Ni sé por qué no hubo llantos con tal emocionado reencuentro. Por cierto, fue la penúltima vez que vi a Gregorio pues murió poco tiempo después.

Es importante, pero importantísimo, concluir exaltando como el mayor de todos los méritos alcanzados por la profesora María Isabel de Magalhães Figueiredo Sobreira; el hecho de haber sido una Secretaria de Educación de las más eficientes del Brasil y sin dudas por permanecer desde el comienzo hasta hoy día apuntado senderos e indicando destinos a nuestra UNIMONTES, la Universidad.

¡ Privilegio y suerte nuestros!